Goooood Morning, Vietnam!

Sacamos el Open Bus Ticket con Sinh Tourist y recorrimos Vietnam de sur a norte. Por un precio fijo, uno elige las paradas que quiere hacer y un día antes confirma cuándo se va a tomar el próximo bus. 

Vietnam es tierra sin McDonald’s, tuk-tuks (solo cyclos) ni monedas (solo billetes, y de los que son a prueba de agua), y con mucha baguette (herencia francesa), sombrero cónico y dificultad para pronunciar el inglés inteligiblemente. Seguimos viendo pijamas en la vía pública y escuchando la ya tan acuñada frase “same same, but different”. Y sí, todo se copia o se falsifica sin ningún tipo de recato, hasta los libros, que están hechos de fotocopias.

Ciudad de Ho Chi Minh (Saigón)

El vietnamita nace con una moto entre las piernas. Cruzar la calle en Ho Chi Minh es poner en peligro tu vida. Es increíble la cantidad de motos que hay y lo que son capaces de transportar (buen video al respecto aquí). Ya ni siquiera hay distinción entre calles y veredas, o entre mano y contramano. Motos por todos lados y mucho manoteo también; estoy segura de que el motochorro es un invento vietnamita. La clave es no dudar, cruzar la calle con determinación y en línea recta, y dejar que el caos te esquive.

La ciudad de Ho Chi Minh está poblada de motos, manicuras y pedicuras, lugares de masajes, bakeries y cafés.

Nos metimos en los túneles de Cu Chi y, en la parte no turística, se me cayeron los anteojos en una de las entradas originales a los túneles que ahora se usa nada más que para la foto. Casi que los doy por perdidos, pero Luciano se puso en modo Viet Cong y reptó al estilo vietnamita para recuperármelos a salvo. 

Ya todos sabemos algo sobre la guerra de Vietnam (o American War, como la llaman los vietnamitas): norte comunista con un frente guerrillero en el sur —el Viet Cong— (apoyados principalmente por China y la Unión Soviética) contra el gobierno del sur (apoyado por Estados Unidos). La guerra termina cuando el norte captura Saigón en 1975, lo que da lugar a la reunificación del país. Voy a destacar que los muchachos del Viet Cong eran pequeños en serio, no le temían a la claustrofobia (vivían la mayor parte del día en ese mundo subterráneo, con partes en las que tenían que reptar para trasladarse) y se las ingeniaban bastante bien: desde las sandalias de goma con la suela invertida para que las huellas orientaran en dirección opuesta, hasta la red de túneles conectados, la cantidad de trampas, el camuflaje, etc.

Fuimos al museo de los vestigios de la guerra de Vietnam (War Remnants Museum) para terminar de comprender los destrozos causados por la guerra y el agente naranja, aunque todo siempre desde un punto de vista bastante parcial. También visitamos el Palacio de la Reunificación (anteriormente, Palacio de la Independencia). Básicamente, fuimos a ver cuartos con mapas y teléfonos, y salas de reunión. La verdad es que entrar no vale la pena. Es suficiente ir a mirarlo desde afuera, sacarle una foto y ver ahí la réplica del tanque de Vietnam del Norte que en abril de 1975 derribó las puertas del palacio y provocó la rendición de Vietnam del Sur y el fin de la guerra.

Nha Trang

Nha Trang está poblado de rusos. “Little Russia”. Menús y carteles en ruso en todas las cuadras. Creo que, en algún momento pasado, la base naval del lugar fue utilizada por los rusos, y ahora debe haber algún vuelo directo con promo o 2x1 que explicaría la situación.

Fuimos en busca de playa, pero nos encontramos con lluvia y mal tiempo, así que cancelamos el plan de ir al parque de agua de Vinpearl y optamos por hacer mucha nada. Descansamos, aprovechamos para ponernos al día con series y películas, y salimos mucho (o solo) a comer y tomar algo. Mucho happy hour y cerveza gratis por esta zona.

Hoi An

Hoi An es ropa a medida. Lo que se te ocurra: trajes, vestidos de fiesta, bikinis, ropa interior, pantalones, polleras, zapatos, camperas, sacos, etc. Todo, hasta carteras. Un par de pruebas de vestuario y entre 24 y 48 horas sale del horno. Los chicos (Santi y Jor) se hicieron traje y vestido en tan solo un día porque apenas vuelven tienen un casamiento. Nosotros, en cambio, no tenemos eventos en los próximos meses, y nos pareció excesivo vestir de gala y ojotas en Navidad, así que pasamos.

Bicicleteamos y fuimos a la playa, a unos kilómetros de la ciudad antigua, pero nos sigue acompañando la fresca, así que admiramos el mar mientras lo’ pibe’ hacían papelones con una pelotita estilo bádminton. 

De lo más lindo y fotogénico de Vietnam.

Hue

Cerca de aquí pasa el paralelo que dividía Vietnam del Norte de Vietnam del Sur, así que hicimos la excursión a la zona desmilitarizada (DMZ). Bastante chota. Dos Lucitos nomás. Nos levantamos demasiado temprano y fueron muchas horas de bus para ver, a lo lejos, la cima de una montaña que funcionaba como base y puesto de vigilancia (Rockpile), el puente Da Krong (parte de la ruta Ho Chi Minh, o Ho Chi Minh trail), y una base militar capturada por Vietnam del Norte. Lo mejor, más túneles (Vinh Moc). Estos eran un poco más grandes y más altos que los de Cu Chi, tenían tres niveles con salida directa a la playa, albergaban un pueblito entero y tenían varios pequeños ambientes que funcionaban como habitaciones para las familias, sala de reunión, refugio contra bombas, enfermería, sala de maternidad, baño, etc. 

Hanoi

En Hanoi las veredas no fueron construidas con el mismo propósito que las del resto del mundo. No están destinadas al peatón, último eslabón de la cadena del tránsito en Vietnam, sino que fueron hechas para que las motos estacionen, para que los locales expongan la mercadería que venden, para que los puestos de comida instalen sus improvisados banquitos y mesitas, para cualquier fin que implique impedirle el paso al humano que camina. Mirar para arriba es ver tendidos eléctricos llenos de cables enmarañados y, al caminar por las calles, es imposible no notar que los negocios se agrupan por rubro: la calle de los locales de pashminas, la calle del calzado, la calle del abrigo, la calle de los sombreros, la calle de la ropa para niños, etc. 

La originalidad aquí no llega muy lejos; la mayoría de los bares se llaman Gecko, y las agencias de turismo, Sinh Cafe. Parece que la original la pegó, se hizo famosa y ganó reputación, y las demás no dudaron en copiarle el nombre, el logo y la tipografía al estilo “same same, but different”. Y esto es legal.

Fuimos a ver a Ho Chi Minh, que reposa en su mausoleo al igual que Lenin y Mao. Una vez al año, el tío Ho se va de visita a tierras rusas para recibir mantenimiento, imagino que por parte del mismo equipo de estilistas que trabaja con Lenin, quienes —según las malas lenguas— también podrían ser empleados de Madame Tussauds por la similitud que une actualmente a los líderes comunistas con los muñecos de cera. 

Bahía de Ha Long

Birrines a domicilio en el barco

Birrines a domicilio en el barco

Excursión muy turística. Una de las tareas más difíciles es elegir qué agencia te va a llevar. Todas se llaman igual, todas tienen precios diferentes y todas te muestran las mismas fotos. Abundan las malas experiencias de gente que tuvo que compartir habitación, gente a la que dejaron varada o le robaron, o simplemente de mal servicio. La clave es preguntar el nombre del barco en el que vas a viajar y, en nuestro caso, dormir, ya que elegimos la excursión de dos días y una noche. Nosotros la contratamos en Sinh Tourist (el original) y elegimos el Elizabeth Cruise, pero terminamos yendo en el Elizabeth Sails. Elegimos bien. Suite privada en el barco sin extraños, comida sabrosa y abundante, y hasta encuesta de satisfacción al final.

Muchas fotos a continuación.

Por falta de tiempo y porque queremos pasar las fiestas en las islas del sur de Tailandia, porque no queremos correr ni tomarnos muchos buses de la muerte (entre ellos, uno de 24 horas), y porque los pasajes de avión en esa dirección son caros, lamentablemente cancelamos Laos. 

Próximo destino: Bangkok, de nuevo, pero esta vez de camino al norte de Tailandia.