Indonesia es el país con más musulmanes del planeta y uno de los más poblados del mundo (más que Brasil, más que Rusia y más que Japón). Es barato, se maneja con rupias indonesias y, en las calles, todo se regatea. Nos sorprendió la sonrisa de la gente y la cantidad de huevo que consumen. Tal vez por eso vimos tantos gallos y gallinas. La gente come en warungs, y el nasi goreng, un plato típico de arroz frito con huevo frito, sale dos mangos. 

No llegamos a recorrer las más de 17000 islas de Indonesia, así que mi relato está basado en tan solo unas pocas que visitamos…

Bali

La playa de Kuta en "trash season"

La playa de Kuta en "trash season"

Llegamos a Bali en busca de playas paradisíacas. Nos cambiamos y nos fuimos a la playa a pisar la esperada arena blanca y a zambullirnos en un prometedor mar de aguas turquesas. Un fiasco. Devuélvanme mi dinero. Kuta, en Bali, está lejos, muy lejos del paraíso que uno imagina. Sigue siendo un centro importante para hacer -o aprender- surf, pero la playa es sucia, principalmente en esta época, que es temporada de lluvia (también conocida como trash season) y llega toda la basura de otras partes de Indonesia. Abundan los plásticos, los cartones, las botellas, los vasos, los paquetes vacíos. Luciano trató de ignorarla, pero tras unos días de surf, en los que empujaba bolsas de nailon con cada brazada, concluyó que era imposible.

Pero a la mala playa, buena pileta. Aprovechamos el hotel con pileta, desayuno y comida barata para descansar varios días, sin movernos, sin hacer la mochila ni cargarla, y sin tomar decisiones difíciles más que ¿banana pancake o tostadas? ¿café o té? ¿pileta o siesta? ¿crol, pecho o espalda? Y ese era un día típico en Bali, sin contar los pequeños y esporádicos episodios de lluvia que lo único que hacían eran darnos un respiro de tanto calor. En días atípicos, fuimos al parque de agua (Waterbom), a hacernos unos relajantes masajes balineses (aunque al final estos se volvieron días típicos), a comprarnos un bañador (no quería que me juzguen por poner malla o traje de baño) o al cine para enterarnos de que no había más entradas. Tras bañarnos y ponernos crema postsolar, salíamos a cenar por el centro de Kuta. Las calles están repletas de negocios de adornos, ropa y cosas truchas, de Rip Curls y Quicksilvers, de lugares para comer y beber. Sobran altares y, por los pisos, se ven miles de ofrendas coloridas (con flores, galletitas, cigarrillos, etc.). Bali, creo, es la única isla con predominancia hindú, pero se trata de un hinduismo diferente al de India.

A pesar de que uno puede ser condenado a muerte por drogas en Indonesia, los locales no dejaron de ofrecernos marihuana y, alguno más desubicado y con mucho Breaking Bad encima, crystal meth. No, má, no aceptamos nada. Un futuro en una cárcel indonesia no se ve nada prometedor. Pero parece haber un vacío legal en cuanto a los hongos, así que lo más ofrecido es el magic mushroom

Nos despedimos, por segunda vez, de Santi y Jor, quienes gustosamente aceptaron llevarnos algunos petates a Buenos Aires así seguimos viajando más livianos, y nos fuimos en avión -porque salía más barato que el ferry- a Lombok. Fueron veinte dólares por un vuelo de media hora en un avión de juguete con folleto de rezo de ocho religiones, pero llegamos a salvo.

Lombok

Ya estamos más cerca del paraíso. Kuta (mismo nombre, otra isla), en Lombok, es un pueblito de pescadores, muy tranquilo, poco explotado, no tan turístico. No hay basura, la arena es blanca y el agua, efectivamente, es más clara. Aquí es donde festejamos mi paso a la vejez, como viejos. Las pocas opciones gastronómicas y de bares, y la tranquilidad del lugar nos obligaron a madrugar y alquilar una moto, que usamos para recorrer las bahías vecinas. Pero viajar fuera de temporada tiene su parte buena y su parte mala. Poco turista y precios más bajos por un lado, y episodios esporádicos de lluvia por el otro. Nos empapamos.

Luego nos fuimos a Senggigi y alquilamos otra moto, con la que recorrimos la costa. Nos adentramos en la isla para pasar por la ruta que atraviesa el Monkey Forest y, entre tanto mono, fuimos asaltados por uno rabioso que nos persiguió con ímpetu, pero que no nos alcanzó.

Islas Gili

Las islas Gili son tres, y las tres son muy pequeñas y tienen esos paisajes edénicos de postal, carecen de vehículos motorizados y cuentan solo con bicicletas y sulkis.

Gili Trawangan (o Gili T para los amigos) es la isla más grande y explotada, la que tiene más restaurantes, bares, cajeros automáticos y opciones de alojamiento. Es conocida como la isla fiestera, aunque en esta época está bastante más tranquila. Un día alquilamos unas bicis y le dimos la vuelta a la isla. Otro día hicimos una excursión en la que nos llevaron a hacer snorkel; el momento culminante fue cuando avistamos un par de tortugas marinas, de las grandes, de las que se ven en los acuarios y que abundan en esta zona, pero la mayor parte del coral estaba muerto, así que la variedad de peces era escasa.

Gili Meno es la isla del medio, el jamón del sándwich. Es la isla más tranquila, la del descanso, la que que tiene prácticamente una red de wifi para toda la isla. Es la de las playas más lindas y con menos cantidad de coral muerto, así que es más fácil meterse al mar sin caminar casi como si pisáramos vidrio. Es la isla más chica; le dimos la vuelta caminando en una hora y minutos. Aquí no existe la prisa, todo transcurre tranquilamente. Sentarse a comer es esperar más de una hora para que traigan la comida.

Gili Air es la isla con más comunidad local y la más pintoresca, la más homogéneamente habitada y la más cercana a Lombok. Aquí Luciano hizo buceo y volvió a verse con las tortugas marinas de la zona, pero esta vez más de cerca.

Adiós al despertarse a las 4 a. m. a causa del llamado a rezar de la mezquita de al lado. Adiós a los noodles y adiós al arroz. Adiós al mismo desayuno todos los días. No sé si hay una ley o algo que obliga a los hoteles a servir siempre el mismo desayuno con las mismas opciones: café o té, y panqueque de banana o tostadas con manteca y mermelada. Ni menciono las opciones de nasi goreng (arroz frito con huevo frito) o mie goreng (fideos fritos con huevo frito), porque a esas horas de la mañana me parecen incomibles.

Próximo destino: Australia.