40 grados a la sombra en Egipto

Posted by Lucía on Monday, July 8, 2013

En Buenos Aires habíamos contratado una excursión de 15 días en Egipto, pero lo hicimos casi ciegamente, sin leer mucho y sabiendo poco.

Llegamos al Cairo y, después de un día de sol, pileta y relax, empezó la excursión de manera intensa. El primer día vimos mucho (incluidas las famosas pirámides de Giza y Sakkara) y, para terminar bien agotados, viajamos en un tren nocturno de 13 largas horas a Aswan. Una experiencia con los locales: el tren se retrasó como dos horas, baños asquerosos, luces que nunca se apagaron, calor, frío y después calor otra vez, ruido exagerado de la puerta del vagón cada vez que se cerraba, sin poder estirar las piernas, rodeados de pequeños cucarachines al acecho y alertas por si alguno se llevaba nuestra mochila por equivocación (según palabras del guía).

Una vez en Aswan, nos llevaron a crucerear unos días por el Nilo, así que ahí recobramos energías para seguir viendo templos, tumbas, esfinges, pirámides y museos, iglesias y mesquitas, comprender jeroglíficos y desasnarnos con que Tutankamón no fue tan importante: un pendejo que reinó poco y murió joven, enterrado en una pequeña tumba, pero como la encontraron intacta y llena de tesoros, el pibe se volvió famoso. Nos contaron un poco de historia y nos familiarizamos con muchos de sus dioses, entre ellos, con el famoso Horus (no el de Marina), que perdió un ojo peleando con su tío, y con toda su familia. 

El recorrido siguió por Luxor, Hurghada y nuevamente Cairo, adonde llegamos un día antes de la concentración más grande y, gracias a eso, pudimos ir al museo del Cairo y ver la plaza Tahrir, donde se armó después el barullo.

Se cumplió el aniversario de la asunción del presidente Mursi, y la gente no está nada contenta.  Afortunadamente y posteriormente a una cuasicancelación de esta parte del viaje, pudimos evitar el lío de las protestas (siendo casi escoltados por militares) y llegar a Dahab (que queda frente a Arabia Saudita), para disfrutar los últimos días de playa, pileta y buceo, frente al mar Rojo. Después sucedió lo que habrán leído en los diarios o visto en los noticieros, pero nosotros ya estábamos en Dahab, un pueblito alejado y bastante tranquilo. Por seguridad, nos obligaron a volver al Cairo en avión, y así emprendimos nuestra partida. 

No, no hay alfombras mágicas ni genios de 3 deseos.

Próximo destino: Alemania; sí, cambiamos de planes.