Paramos cerca de Khao San Road, una calle colmada de frenesí las 24 horas y explotada al extremo: llena de tiendas, bares y restaurantes, comida callejera, masajes, tatuajes, agencias de turismo, casas de cambio, hoteles, tuk-tuks, taxis de color rosa fluorescente, noche, joda, y turistas de todo tipo, orientales y occidentales, jóvenes y viejos, mochileros hippies y del tipo musculoso con tatuajes.
Nos encontramos nuevamente con Santi y Jor, y visitamos el mercado Chatuchak, que abre solo los fines de semana.